Siete siglos. Este fue el tiempo que los romanos estuvieron en la Península Ibérica, territorio que denominaron Hispania o, lo que es lo mismo, “tierra de conejos”.
Durante setecientos años, los romanos fundaron ciudades, levantaron monumentos y construyeron obras de ingeniería a lo largo y ancho del territorio. Miles de años después, todavía podemos contemplar la grandeza y belleza de las obras de uno de los imperios más importantes de la humanidad.
A continuación, te desvelamos 12 ciudades romanas de España que no te puedes perder. Algunos de los monumentos son de sobra conocidos mientras que otros te sorprenderán. ¿Quieres descubrirlos? ¡Empezamos!
Saguntum (Sagunto)
Viajamos a la Comunidad Valenciana, concretamente hasta Sagunto, una de las ciudades con más historia de todo nuestro país.
Fundada por la cultura íbera edetana bajo el nombre de Arse, este núcleo de población se convertiría en la futura Saguntum, una ciudad cuyo control desató una de las guerras más sonadas de la antigüedad: La Segunda Guerra Púnica, entre romanos y cartagineses, comandados por Aníbal.
En Sagunto se conserva el famoso teatro romano, además de otros yacimientos como el antiguo foro o la puerta al circo.
Sobre las ruinas de la antigua ciudad, los romanos fundaron Saguntum, una joya romana de la que, todavía hoy, se conserva el famoso teatro de Sagunto. Además, en la ciudad, se pueden contemplar restos de templos, el antiguo foro de la ciudad, domus, calzadas e, incluso, la puerta al circo romano.
Emerita Augusta (Mérida)
Emerita Augusta, la ciudad a la que siempre quiso volver el general Máximo Décimo Meridio en Gladiator era, en realidad, la actual Mérida.
Fundada a comienzos del siglo I, fue una de las ciudades romanas más importantes del imperio fuera de Roma, llegando a ser capital de la Lusitania. Su enorme relevancia justificó la construcción de numerosos monumentos que, a día de hoy, constituyen auténticos tesoros arqueológicos y artísticos.
Entre sus restos más relevantes sobresale el teatro. Inaugurado a comienzos del siglo I a.C., tenía una capacidad para 6.000 espectadores. Es considerado uno de los teatros romanos más bellos y mejor conservados.
Mérida posee uno de los teatros romanos mejor conservados y más bellos del mundo.
Además del teatro, no puedes perderte el acueducto de los Milagros, que abastecía de agua a la ciudad, el anfiteatro romano o la explanada del circo.
Tarraco (Tarragona)
Viajamos al norte del país, hasta la capital de la antigua provincia de la Tarraconensis: Tarraco, la actual Tarragona.
Tarraco era el principal puerto del Mediterráneo occidental, desde donde partían las unidades militares. Además, era el centro de la administración de la Hispania Citerior. La importancia de la ciudad comienza con Julio César, aunque fue Augusto quien impulsó el esplendor de Tarraco.
Tarraco fue una de las ciudades más importantes del Imperio romano, lo que se demuestra en la grandeza de sus edificaciones.
Tarragona conserva de su pasado romano las murallas, datadas en los siglos III-II a.C., el anfiteatro, el cual albergó a 12.000 espectadores, el teatro y el circo, considerado uno de los mejores conservados del mundo.
Además, Tarragona también conserva los restos del circo más pequeño de los que se mantienen en pie en toda la península. Pese a sus reducidas dimensiones, es uno de los más refinados y bellos.
Caesaraugusta (Zaragoza)
La creación de Zaragoza como ciudad romana está, de nuevo, ligada, al emperador Augusto, quien, en el año 15 a.C. funda la colonia Caesaraugusta, convirtiéndose en la única ciudad romana que gozó del privilegio de ostentar el nombre completo de su fundador.
Caesaraugusta vivió su momento de máximo esplendor durante los siglos I y II, y a él corresponden las grandes obras públicas con las que se expresó la importancia de esta ciudad, la cual siempre mantuvo un estrecho vínculo con la familia imperial.
Caesaraugusta fue la única ciudad que ostentó el nombre completo de su fundador: el emperador Augusto.
En tu visita a la ciudad romana de Caesaraugusta no te puedes perder el Museo del Foro, que acoge los restos arqueológicos de finales del siglo I a.C. y que corresponden a la plaza del foro, lugar donde se desarrollaban los aspectos más importantes de la vida cotidiana de Caesaraugusta.
Además, también podrás contemplar los restos de la plaza y el pórtico del gran foro construido en la época del emperador Tiberio. Junto a ellos, el trazado de las dos cloacas y el canal de desagüe. Y, para terminar, no te pierdas los restos arqueológicos del teatro.
Carthago Nova (Cartagena)
La ciudad cartaginense de «Quart Hadast» fue conquistada por los romanos en el año 209 a.C. siendo rebautizada bajo el nombre de Carthago Nova.
La importancia de Carthago Nova llegó a ser tal que, incluso, llegó a rivalizar con la poderosa Tarraco. Y es que, la posición geográfica de Carthago Nova, la convertía en un importante punto estratégico en la costa del Mediterráneo.
Si quieres adentrarte en el pasado romano de Cartagena, no te puedes perder el anfiteatro romano, una construcción que podría albergar a más de 10.000 espectadores y que quedó muy dañado a mediados del siglo XIX, dado que, sobre sus restos, se decidió construir una plaza de toros.
La ciudad de Carthago Nova llegó a rivalizar en importancia con la capital de la Tarraconensis, Tarraco.
Además del anfiteatro, el teatro romano o el impresionante conjunto del barrio del foro te harán viajar a la época de los gladiadores. Para finalizar, no te puedes perder el Museo Arqueológico de Cartagena, ubicado sobre una necrópolis tardorromana.
Toletum (Toledo)
La historia de Toledo se remonta a tiempos muy remotos, fechándose los primeros asentamientos en la Edad del Bronce.
De la mano de Roma, Toletum, que significa “lugar en alto”, haciendo referencia a su orografía, fue considerada una importante urbe de gran valor estratégico. Estuvo dotada de grandes edificios, un acueducto, un circo y un notable sistema de cloacas.
Sin embargo, apenas se conservan restos de este pasado glorioso pues, Toledo, se ha caracterizado siempre por su multiculturalidad. Prueba de ello, son los numerables vestigios de las culturas romana, visigoda, judía, musulmana y cristiana.
La ciudad romana de Toletum albergó importantes edificaciones, como un acueducto, un circo y un notable sistema de cloacas.
Aún con todo, todavía se pueden apreciar restos romanos del circo, las termas, la imponente cueva de Hércules, las cloacas e incluso una calle romana cerca de la Mezquita del Cristo de la Luz. Mención aparte merece el Puente de Alcántara o lo restos del acueducto que abastecía a la ciudad.
Valentia (Valencia)
Fundada en el año 138 a.C. por el cónsul Décimo Junio Bruto bajo el nombre de Valentia Edetanorum, los primeros habitantes de la ciudad fueron legionarios.
Con el tiempo, la ciudad de Valentia alcanzó los 1.500 habitantes, una cifra más que respetable y que nos habla de la importancia de esta urbe en aquel entonces. Del pasado romano de Valencia se pueden contemplar varios restos arqueológicos, la mayoría de ellos concentrados en el Museo de L’Almoina.
La ciudad de Valencia conserva los restos de la que fue su construcción más imponente: el circo romano.
Además, Valencia guarda uno de sus mayores secretos, todavía desconocido para muchos valencianos: el circo romano. Con 350 metros de largo y más de 70 de ancho, el circo romano de Valentia era la construcción más imponente de la ciudad en el siglo II.
Corduba (Córdoba)
La ciudad romana de Corduba, fundada entre los años 169 a.C. y 152 a.C. fue, desde su origen, de gran importancia para el imperio romano, ya que ostentó la capitalidad de la provincia Hispania Ulterior.
Con Augusto, la ciudad experimenta un proceso de transformación: se remodeló el foro y se siguió el diseño del de Roma, se levantó el Puente Romano sobre el río Betis – actual Guadalquivir – y se construyó el acueducto, que aseguró abastecimiento permanente de agua.
La ciudad de Corduba conserva numerosos restos romanos como los del anfiteatro, el cual fue, cuando se construyó, el más grande de todo el imperio.
A día de hoy se pueden visitar: los restos del templo romano, el cual estuvo construido enteramente en mármol blanco; restos del anfiteatro, que fue, en el momento de su construcción, el más grande de todo el imperio; el teatro romano o los restos de una domus o vivienda romana.
Mención aparte merece el Puente romano, el cual conforma una de las estampas más reconocibles de la ciudad. Además, es considerado uno de los puentes más bonitos de España.
Lucus Augusti (Lugo)
En el año 14 a.C. se fundaba Lucus Augusti, en honor al emperador romano Augusto, convirtiéndose en una de las ciudades más antiguas de toda Galicia. La influencia de Roma es evidente tanto en la propia ciudad como en toda la provincia.
Uno de los testimonios arqueológicos más destacados es la muralla que rodea el casco antiguo, construida en la segunda mitad del siglo III. Se trata de la única muralla en los tres continentes por los que se extendió el Imperio Romano que conserva íntegro su perímetro.
Además de la muralla, la Domus del Mitreo exhibe los restos de una domus o casa romana, en la que se conservan varias estancias, organizadas en torno a un patio empedrado y porticado. También se pueden contemplar pinturas murales, tanto en el techo como en las paredes.
La muralla romana de Lugo es la única que conserva íntegro su perímetro.
Paseando por las calles de Lugo te encontrarás con los restos del acueducto, un templo romano, las termas o una calzada romana.
Híspalis (Sevilla)
Habitada por cartagineses antes de la llegada de los romanos, estos conquistaron la ciudad a las órdenes del general Escipión. En el año 206 a.C. se fundaba Híspalis, una de las principales colonias al sur de la península.
Híspalis fue una ciudad muy próspera, relacionada especialmente con la comercialización del aceite y minerales. En este sentido, se han descubierto restos de un edificio que, al parecer, era una corporación de aceiteros.
Hispalis, la actual Sevilla, fue una de las principales colonias al sur de la península.
De los restos que hoy en día puedes admirar, resisten los restos del colosal templo de Hércules, la cisterna romana de la Plaza de la Pescadería, los restos del antiguo acueducto romano y los mosaicos y esculturas en la Casa de Pilatos y en la Casa de la Condesa de Lebrija.
Secovia (Segovia)
El enclave geográfico en el que se encontraba el antiguo poblado prerromano de Segonita, fue considerado de gran valor estratégico por los romanos, ya que, desde ahí, podían controlar el acceso al valle del Duero.
Así, en el año 96 a.C. se funda Secobia, una de las ciudades que albergaría uno de los acueductos romanos más famosos en la actualidad. El acueducto de Segovia, construido a comienzos del siglo II, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El acueducto mide 16.186 metros, es decir, más de 16 kilómetros, con una altura máxima de 28,10 metros. Está integrado por 167 arcos que descansan sobre 120 pilares. Para su construcción, se emplearon 20.400 sillares de granito.
El acueducto romano de Segovia fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Además del famosos acueducto, en Segovia puedes admirar otros restos arqueológicos de época romana como unas termas y una necrópolis.
Lucentum (Alicante)
A 3 kilómetros del centro de la ciudad de Alicante, se encuentra un yacimiento arqueológico de gran valor patrimonial: los restos de la antigua población íbero-romana de Lucentum.
Se trata de uno de los yacimientos más importantes de la Comunidad Valenciana, siendo, sus restos más antiguos, de finales del siglo V o principios del siglo IV.
Con la llegada del emperador Augusto, Lucentum inicia un notable programa constructivo que incluye dos termas públicas, el foro, un sistema de alcantarillado y, al menos, un templo.
El yacimiento arqueológico de Lucentum muestra los restos de la antigua población íbero-romana de la ciudad.
Para adentrarte en el pasado romano de Lucentum, no te puedes perder el MARQ (Museo Arqueológico de Alicante), que exhibe una variada y abundante colección de cinco periodos históricos, entre el que se incluye el romano.