7 anfiteatros de España bien conservados

Tras la conquista, allá por el año 218 a. de C, la rebelde Hispania fue provincia del Imperio Romano hasta el siglo V, con la llegada de los visigodos y son muchas las muestras del paso de la civilización de la Roma antigua que aún se conservan repartidas por toda la geografía española. Termas romanas, calzadas que marcaban las principales vías de comunicación del territorio peninsular, puentes, magníficos acueductos y, por supuesto, anfiteatros, espacios para la celebración de juegos y espectáculos esenciales en la vida social intrínseca a la Roma Imperial.

Algunos anfiteatros, en buen estado de conservación, permiten retroceder en el tiempo e imaginar el graderío lleno, viendo luchar a los gladiadores. Si te apetece este particular viaje, te presentados 7 anfiteatros de España bien conservados, algunos en entornos muy especiales, que merece la pena descubrir.

Anfiteatro de Mérida

Junto al famoso teatro, en el que se sigue celebrando el Festival de Teatro Clásico de Mérida, se encuentra el anfiteatro romano que, aunque menos conocido, resulta una visita igual de interesante. Ambas construcciones forman el magnífico conjunto romano de Mérida, declarado Patrimonio de la Humanidad.

Se estima que el anfiteatro es del año 8 a d C y que tenía capacidad para unos 15.000 espectadores, que disfrutaban no solo de las luchas de gladiadores y fierras, sino de sorprendentes montajes para la época.

El anfiteatro impresiona tanto de día, por su buen estado de conservación, que permite observar múltiples detalles arquitectónicos, como de noche, por su cuidada iluminación.

De forma ovalada y separado del teatro por una calzada que conecta ambos edificios, el gran anfiteatro presenta un foso en la zona central, hoy cubierto en parte por un entarimado que ha hecho posible recuperar su imagen original.

En la visita, se pueden observar las antiguas puertas que permitían el acceso al recinto y a la arena. También su graderío, especialmente la imma cavea o zona inferior y la grada media. Igualmente, quedan vestigios fácilmente reconocibles de los que fue la tribuna principal, parcialmente restaurada, así como del círculo o podio que cerraba el graderío, donde se pueden ver los agujeros que, probablemente, servían para encastrar las bellas losas de mármol que, se cree, lo adornaban.

Anfiteatro de Tarragona

Tal vez sea su cercanía al mar lo que hace de la silueta del anfiteatro de Tarragona un lugar muy especial, perfecto para recrear en la mente imágenes de la que fuera la antigua Tarraco.

Con el Mediterráneo como telón de fondo, la icónica construcción fue levantada en el siglo II d C, y además de servir como lugar de celebración de luchas y espectáculos, también en su arena fueron martirizados los primeros cristianos de esta zona de Cataluña, entre ellos san Fructuoso.

El anfiteatro tarraconense, de forma ovoide y medidas de 130 x 102 metros, se edificó aprovechando el desnivel de una colina próxima al mar. Una parte del graderío se esculpió en la roca de la falda de la montaña y la otra, la que quedaba volada, se asentó sobre bóvedas de hormigón.

Además de observar las gradas, pueden verse los antiguos portones con forma de arco de acceso al recinto y, en la arena, también llaman la atención los vestigios de dos construcciones posteriores a la caída del Imperio: una iglesia visigoda del siglo VI y la iglesia de Santa María del Milagro, del siglo XII, por lo que, el anfiteatro de Tarragona guarda en su arena muchos siglos de Historia.

Anfiteatro de Itálica (Santiponce / Sevilla)

El Conjunto Arqueológico de Itálica da una idea de la importancia que tuvo esta ciudad romana, cuyo origen se remonta al año 206 a de C. Situado a unos 7 kilómetros de Sevilla, en el municipio de Santiponce, en él destaca el gran anfiteatro, considerado uno de los de mayores dimensiones de todo el Imperio, con una capacidad que pudo llegar a alcanzar los 25.000 espectadores.

Los anfiteatros romanos de Tarragona, Mérida, Itálica (Sevilla) y Segóbriga (Cuenca) son algunos de los mejor conservados de España

De la antigua Itálica, una de las ciudades más importantes de Hispania, cuna de los emperadores Trajano y Adriano, aun pueden verse restos arqueológicos, de gran interés, de distintas construcciones, como las antiguas las termas o la calzada romana pero, sin duda, es el espectacular anfiteatro, con sus gradas de tres niveles, el que acapara todas las miradas durante el recorrido.

Construido aprovechando la propia orografía, las gradas y arcos de acceso a la arena están bien conservados, destacando además el foso central, del que emergen 8 columnas y donde, se cree, tenían luchar las luchas de fieras y gladiadores.

Anfiteatro de Segóbriga (Saelices / Cuenca)

La ciudad romana de Segóbriga, actualmente ubicada cerca de la localidad conquense de Saelices, es un Parque Arqueológico de extraordinario valor histórico, en el que se puede visitar, entre otros numerosos vestigios romanos, como las termas, el teatro o lo que fue el foro, su magnífico anfiteatro, en excelente estado de conservación pese al abandono en el que estuvo el yacimiento en épocas pasadas.

No es demasiado grande (unos 5.000 espectadores) y tiene una curiosa forma elíptica irregular. En la visita, se puede apreciar el graderío y el alto muro o pódium que lo separaba de la arena. También se pueden ver, en los extremos exteriores, los habitáculos destinados a guardar a las fieras hasta el momento del inicio del espectáculo.

Segóbriga, que fue en su origen un castro celtibérico, también conserva vestigios de etapas posteriores a la caída del Imperio Romano, como los restos de la antigua basílica visigoda.

Anfiteatro de Cartagena

El anfiteatro romano de la que fuera Cartago Nova ha sido un importante descubrimiento relativamente reciente, ya que fue en 1967, durante las obras realizadas en la plaza de toros de la localidad cuando los restos de uno de los anfiteatros más grandes de Hispania salieron a la luz.

La construcción del coliseo cartaginés se enmarca en la época de la dinastía Flavia (siglo I a de C) por lo que también es uno de los más antiguos de la Península. Actualmente se encuentra en fase de restauración, aunque desde hace poco tiempo es posible conocerlo mediante visitas guiadas en las que sorprenderse de su excelente estado de conservación.

Como curiosidad, se cree que el recinto cartaginés contaba con sistemas que hacían posible inundar la zona de espectáculo para simular batallas navales.

Pese a estar oculto bajo la plaza de toros, el monumento despierta máximo interés ya que las excavaciones han destapado algunos de sus muros, de gran altura, distintas estancias y también los accesos al espectacular recinto, oculto durante siglos.

Anfiteatro de Carmona (Sevilla)

Se cree que el anfiteatro de Carmona pudiera ser el primero que se levantó en Hispania, de ahí que presente un aspecto más austero y arcaico que otros grandes coliseos de construcción posterior.

Se encuentra junto a la antigua necrópolis romana, con la que forma un conjunto arqueológico de gran valor. Las primeras excavaciones se realizaron en 1885, de la mano de sus descubridores, George Bonsor y Juan Fernández López, y en la actualidad se puede conocer su exterior mediante visitas guiadas.

El anfiteatro está parcialmente excavado en la propia roca, en un desnivel del terreno, aunque parte del graderío se construyó con grandes bloques de sillares. Se sabe que las gradas inferiores quedaban por debajo del nivel de la calzada y en la fachada oriental, se conserva una rampa de acceso, aunque se cree que hubo varias. La zona mejor conservada es la meridional.

Anfiteatro de Córdoba

Fue el más grande construido en Hispania con un graderío que podía dar cabida hasta a 50.000 personas y se estima que estuvo en funcionamiento desde el siglo I d de C hasta principios del IV.

Ejemplo del máximo esplendor de la Córdoba romana, sus restos fueron hallados en 2002, junto al rectorado de la universidad cordobesa. Las excavaciones y estudios han determinado que debió ser una obra de dimensiones colosales, de planta ovalada y con más de 170 metros de longitud en su eje central.

Las luchas entre gladiadores, los sangrientos espectáculos con animales e incluso las ejecuciones públicas encontraron en el anfiteatro cordobés el marco idóneo. Las numerosas inscripciones funerarias de gladiadores encontradas en la zona hacen pensar que aquí estuvo una de las escuelas de gladiadores de la Roma Imperial.